La innovación está de moda (y este post es prueba de ello). Nunca antes se vio tanta educación, artículos, proyectos, investigaciones o cargos relacionados con en esta disciplina. O más bien, ¿metodología? ¿Mindset? ¿Espíritu?
Aunque se dice que la era en donde fuimos realmente innovadores ya pasó, es ahora cuando más escuchamos hablar sobre ella. ¿Podríamos decir que el efecto Silicon Valley es el gran artífice de ello? Las big tech son las nuevas rockstars empresariales y el sueño de generar el “next big thing” es el motivo de búsqueda y trabajo incesante de muchísimos emprendedores.
Otra de las asociaciones que solemos hacer cuando pensamos en innovación es la de grandes genios; líderes de empresas con una virtud para visualizar aquello que las personas necesitan, o no, y crear estos aparatitos maravillosos o servicios innovadores que definen el patrón de consumo o de comportamiento de la sociedad. Los Steve Jobs, Elon Musk, Mark Zuckerberg y derivados.
Aunque parece ser que existen también otras perspectivas. Aquellas menos egocentristas y más enfocadas en desarrollar cosas nuevas e inspiradoras a partir de la cohesión de las personas, del criterio y del feedback honesto y constante. En resumen, del buen manejo del talento en conjunto.
Margaret Hefferman, emprendedora y conferencista, una vez dijo “For good ideas and true innovation, you need human interaction, conflict, argument, debate”.
Pero el problema viene justamente entre la simbiosis de esos elementos: interacción, discusión y debate entre personas. Los seres humanos somos complejos, individualistas y en mayor o menor medida, egocéntricos. Rasgos que imposibilitan poder construir de forma conjunta las bases de la colaboración y sobre todo, el compartir un mismo objetivo para alcanzar algo. Es por ello que creamos las reglas y los procesos. Para poder consensuar y tratar de llegar a un lugar juntos. Un lugar en donde, a veces, se da nacimiento a cosas innovadoras.
“No Rules Rules”, el libro de Erin Mayer, autora de The Culture Map, y Reed Hasting, CEO y co-fundador de Netflix, retrata justamente cómo una compañía decide, desde la cultura, el feedback y el talento individual de las personas, sembrar las raíces que se necesitan para crear una marca icónica y una de las empresas más innovadoras y revolucionarias del mundo: NETFLIX. Pero lo más importante y único de esta historia, es que esa cultura y ambiente de innovación se crea desde algunas medidas poco convencionales en el mundo corporativo: la no imposición de reglas. O definido de otra forma, la eliminación de muchas de éstas.
Hasting y compañía comenzaron a desafiar el sistema convencional con la disolución de muchos de los protocolos y procesos corporativos que buscan “engranar y alinear” a los empleados en búsqueda de disminuir futuros errores. Puesto que, para su criterio y visión, el control sólo limita cualquier tipo de innovación. Un paradigma, que aunque no es nuevo, siempre resulta interesante entendiendo que para la sociedad que aspira alcanzar el éxito como resultado de un proceso, de un método, de una certeza, esta filosofía de Netflix sin duda hace ruído.
Quitar los controles genera una cultura de innovación... Pero también otorga mayores responsabilidades.
Esta cultura innovadora no es una suerte de manifiesto que cae de la nada y de pronto es absorbido de manera eficiente e inmediata por todos los miembros de una compañía. No es que Hasting y compañía un día se levantaron y dijeron “¡Ay, vamos a eliminar las reglas para tener éxito!” Ya no habrá políticas de vacaciones, protocolos burocráticos de rendición de gastos, límites de presupuestos para invertir en producciones, etc”, y como resultado, todo el equipo lo asumió a la perfección y como efecto de magia, nació una compañía innovadora...
Todo lo contrario. El resultado de esa nueva cultura es la intención y una visión llevada a cabo a partir de la apuesta por tener al más alto talento posible, una gran apertura al feedback y sobre todo, una fuerte disposición a creer en el equipo y tomar riesgos.
"Hey, Ron, sí pero cómo manejas el ego en un ambiente donde todos son los mejores talentos posibles?". Pues al parecer compartiendo una visión y marcando consideraciones a tener en cuenta. "Pero, ¡esas son reglas!". Sí, pero no las acostumbradas en estos ambientes competitivos corporativos, porque son reglas que no se basan en el control, sino en el contexto.
Es el asumir y aprender de los errores, promover la disposición para ver y aceptar las ideas de otros, y por supuesto, el compensar ese esfuerzo y criterio, lo que ha convertido a Netflix en lo que es hoy en día: una compañía que supera el valor de mercado de un negocio por ahí llamado The Walt Disney Company, el conglomerado de empresas de entretenimiento más grande del mundo.
Y aunque los casos de éxitos de las big tech de Silicon Valley pueden resultar ya un poco cliché. Del "American Dream" pasamos al "Silicon Valley Dream", lo más interesante de No Rules Rules no es que relata la historia de cuán grande o exitosa es Netflix (que si, no se puede obviar que Hasting ya había acumulado unos milloncitos de su primera empresa Pure Software, y esto hizo que tuviera no sólo la experiencia, sino una mayor flexibilidad a la hora de escoger quiénes serían sus partners en los inicios de Netflix), sino todos los aprendizajes que tuvieron para llegar hasta lo que son en la actualidad. Cuáles fueron los aciertos y desaciertos. Pero más allá de eso, cuál fue la filosofía que los hizo llegar allí. Su filosofía de innnovación.
Filosofía que, en resumen, se basa en gran medida en los siguientes pilares:
- Aglomerar al mejor talento posible. Porque sólo con los mejores se puede tener la certeza de dar libertades y de confiar que las decisiones que tomarán, son las correctas para la empresa. Pero el mejor talento no es sólo aquel que da el máximo de sus capacidades, sino el que tiene el criterio y la confianza de poder cuestionar lo que considera, debe y puede mejorarse.
- Asegurarse que ese talento sea recompensado de la mejor manera posible. Dicho en castellano: la retribución que obtiene el empleado debe adaptarse al valor que le imprime a la empresa y equipararse asu vez con el top del mercado. La visión en Netflix es que si otra empresa ofrece mejores sueldos a los perfiles que tienes incorporados en sus filas, solo significa dos cosas: o los otros tienen realmente a los mejores, o ellos no estás valorando suficiente a las personas que tienen.
- Crear e incentivar la cultura del feedback. Incentivar a otros a dar comentarios constructivos, más aún en entornos de grandes talentos. Es que cuando confías en las capacidades y criterios del otro, aprecias sus puntos de vista. Tomas lo que sea constructivo y rechazas lo que no. Activas. Agradeces. Construyes.
- Buscar la diversidad cultural y el compartir ideas en público. En relación con la cultura que incentiva el feedback, también incorporar perfiles con distintas culturas y backgrounds sobre todo para aquellas empresas que buscan expandirse a distintos mercados. Este elemento comulga con aquello que dice “lo que para ti puede ser bueno, para otro no”. Es lo simple y complejo de entender cómo funciona la cultura a nivel global.
- Por último, el liderar con contexto y dando el ejemplo, no promoviendo el control. Como consecuencia de los puntos anteriores, aplicar el sentido común y la intuición para confiar en el criterio de las personas que conforman los equipos de trabajo, son elementos claves en el tipo de liderazgo que se promueve en Netflix.
"Metrics, and especially averages, encourage you to focus on the middle of a market, but innovation happens at the extremes".
Rory Sutherland
El construir una compañía que lidera "bajo contexto y sin reglas" no es una opción para todos.
Sería un desacierto e irresponsabilidad garrafal si esta filosofía de liderar "sin reglas" se trasladara a industrias que ameritan la reducción máxima de errores: aquellas que pongan en riesgo la vida o integridad de las personas ( industria médica, científica, entre otras). Es por ello que No Rules Rules está dirigida a un tipo específico de ambiente: el creativo.
Liderar bajo contexto y en escenarios de alto riesgo solo es posible si tu meta es construir una empresa más inventiva, creativa y flexible, que sorprenda a sus consumidores. Porque en el mercado creativo, no cometer errores en vez de ser un pecado, es una señal de falta de innovación. Pero, si ese no es tu objetivo, entonces no hace falta desvivirse por crear una cultura que aprecie el tomar decisiones de riesgo y vivir en la incertidumbre.
No Rules Rules más que un libro que relata cómo una empresa llega al éxito, se hace multimillonaria y transforma la industria del entretenimiento, dibuja una nueva forma de construir cultura empresarial en entornos creativos. Pero sobre todo, y para aquellos que trabajamos en ambientes de constante innovación, brinda una perspectiva refrescante en la forma de crear entornos de continúo aprendizaje y creatividad.
Una perspectiva que celebra por encima de cualquier metodología, procesos o gurúes, tomar riesgos, rodearte de la gente más talentosa que puedas y sobre todo: valorar sus opiniones y entregarles la capacidad de tomar decisiones importantes.
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